El motivo que me dio el
cliente para querer descender la sima, a pesar de ser una leyenda popular, me pareció un tanto irracional: en su fondo se
encontraba el infierno. El tipo, un hombrecillo delgado y extraño, pagaba bien,
así que preferí callar.
Preparé todo para el
descenso: los anclajes*, las cuerdas con sus nudos de seguridad, los
mosquetones los espits los
descendedores... Sujeté al hombre a mi cuerpo mediante un cabo de
anclaje, le enfundé un casco protector con una potente luz e iniciamos el
descenso. El perímetro del pozo era suficiente para que los dos pudiéramos
encajar bien nuestros cuerpos y teniendo en cuenta que el hombre parecía saber
manejar el descendedor, calculé que llegaríamos al fondo en un par de
horas, eso sin contar que no sabía las cantidad de fraccionamientos* que
tendría que realizar.
El hombre no hablaba, solo
atendía a mis explicaciones. Tampoco parecía tener ningún interés
en las estalactitas que había en algunas oquedades. No fue hasta que un
murciélago rozó su cabeza que salió de su mutismo.
— Bonito animal. Y fácil para
convivir –dijo.
Ante mi extrañeza, se
explicó:
—Verás, la leyenda es cierta.
El infierno comienza aquí. A veces, salgo a la superficie en busca de ideas
nuevas. Vosotros, los humanos, sois una fuente inagotable de maldades. Siempre
estáis perfeccionando. Yo observo y me divierto pensando que vuestras
fechorías me las atribuís a mí.
— ¿Para que me necesitas a
mi? —Me atreví a preguntar. Sentí que el rostro se me ponía lívido.
—Soy viejo y a veces se me
olvida el camino. Pero mira, aquella excéntrica* es la que me indica que ya
estoy cerca. Es mejor que tú te quedes aquí y emprendas el regreso.
Entonces se quitó el amarre
que le ataba a mí, cortó su cuerda con una navaja y se dejó caer. Un penetrante
olor a azufre inundó mis fosas nasales.
Muy bueno! me gusta! y por cierto, ¿cómo has hecho esa fotito?
ResponderEliminar¡Gracias, compi!
EliminarLa foto está hecha con photoshop, pero no la he hecho yo. Antes participaba en una página que se llama Extravaganzia, era de concursos de relatos. Cuando un texto ganaba la administradora hacía esto. Bueno, este texto no ganó, se quedó tercero. Antes hacían esto a los tres primeros relatos ganadores, luego solo al primero si no se llegaban a veinte participantes. Le llamaban vitrinas. Si te fijas, en el relato del puente también tengo una. Ese sí que ganó.
¡Jo, en Extravaganzia se aprendía muchísimo! ¡Te hubiera gustado!
Ah....mira vos...pero sigue en activo esa página?????
ResponderEliminarPor cierto, me he copiado de tí con lo del chivato ese, que me llamó la atención, y dí con él en internet y lo puse. Ahora, tú crees que es fiable? ayer me apareció uno de California leyendo un texto de Caperucita!!!!!!!!! jajajajajaja
Pues si no hay un milagro supongo que este mes desaparecerá.
EliminarLo de California es verdad, pero son los robots de Google, jajajaja. Yo tenía muchos visitantes de Mountain Wiew o algo asíy busqué que había en esa ciudad. Resulta que las empresas de Google, Facebook y no sé cuantas más, están ahí. Solo tuve que sumar dos y dos, jajajaja.
jajajajajja.....nooooooooooooooo, y yo tan contento con mi lector guiri!!!!!!!
ResponderEliminarJajajaja. Oye, que igual estoy equivocada. ¡Nunca se sabe!
ResponderEliminarNo te conocía esa forma de contar. Me gustan las fabulas que su principal característica es que te dejan pensando sin dirección coordinada.
ResponderEliminarBueno, es que hace mucho que no nos leiamos. Todo evoluciona, hasta la manera de contar.
ResponderEliminarUn besico.
Muy entretenido, la verdad!!!😏
ResponderEliminar¡Gracias, Pilar!
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