En la pajarería de Don Julián se vendía género de todo tipo: faisanes, canarios, loros, periquitos… También perico. Blanco, puro y envasado en bolsitas de dos gramos. En realidad era harina para peces, pero los clientes de Don Julián, sexagenarios influenciables, no notaban la diferencia. Habían leído que gracias a la cocaína podían flipar en colores, tener habilidades artísticas, escribir mejor y, lo que para ellos era más importante, poseer un alto rendimiento sexual. Por aquello del que dirán, preferían drogarse en vez de tomar una viagra, circunstancia que había aprovechado Don Julián, que era un pájaro de cuidado, para enriquecerse.
Hete aquí que un día, las mujeres de los clientes de Don Julián se cansaron del vigor de sus esposos y, al enterarse de cómo lo conseguían, amenazaron al tendero con denunciarlo a la policía si no hacía nada para remediarlo. El hombre palideció y, recordando sus lejanos días en el servicio militar, dio con el remedio: cambiaría la harina por bromuro.
La cosa funcionó y a la semana de tratamiento los hombres estaban con la libido por los suelos. Las mujeres, satisfechas, respiraron con alivio. Ya podían descansar.
Un día aciago para Don Julián, dos mujeres conversaban en la plaza sobre lo tranquilas que estaban desde que el tendero vendía bromuro a sus maridos. Ellas solo tenían que cogerlo a escondidas y poner una cucharadita del compuesto en la comida de sus parejas, amén del que ellos mismos esnifaban. León, un abuelete simpático, las escuchó y él, a su vez, lo pregonó a los cuatro vientos.
Se desencadenó la hecatombe.
Todos los hombres del pueblo que habían resultado afectados, se manifestaron a las puertas de la pajarería, gritando improperios y silbando. Don Julián se refugió en la trastienda y se estrujó el coco para encontrar la solución. Al rato lo vio claro. Abrió las jaulas de las aves y una ventana. A continuación esnifó harina para peces. En un periquete estaba volando junto a los pájaros.
Hacia el sol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tus comentarios son siempre bienvenidos