Acabo de regresar de Zaragoza y, como siempre que voy allí,
me traigo unos regalitos conmigo: ¡kilos de más! Esta vez han sido dos que
unidos a los dos de Navidad y a uno más de las fiestas del Pilar, hacen un
total de cinco kilos que no son míos. Y si hecho la vista atrás pues tengo
otros cuatro más que tampoco me pertenecen. En total: nueve kilazos más que el
año en que me casé. Y aún suponiendo que de esos nueve, dos los hubiera perdido
antes de casarme por ponerme a dieta y tal, pues que me sobran siete, vamos.
¡Siete!
Voy al gym, hago pesas, me gustan y, desde que las hago, no
suelo tener dolores musculares.
—¡Quiero
perder peso! —esa soy yo diciéndole al monitor.
—Cardio,
cardio y cardio —contesta invariablemente él.
Y
se pira a alternar con las niñas de veinte años que ahí por allí.
—¡Eh,
chaval! ¡Qué yo también he tenido veinte años y he estado más buena que esas!
¡Y sin ir al gym! —dice una cada vez más pequeñita voz interior mientras me subo
a la dichosa cinta de correr después de hacer mi sesión de pesas. Un día, otro, otro más… Y en vez de perder,
me engordo, ¡cojonudo! Aunque claro, la culpa es de mi gula incontrolada, de lo
bien que cocina mi mamá y de las salidas que hago cada vez que estoy en
Zaragoza. Sí, yo creo que el sufrido monitor del gym tiene razón y tengo que
hacer más cardio. ¡Lo voy a hacer! Aunque con una salvedad: voy a hacerlo por
mi cuenta. Y no solo eso, voy a hacer resistencia también por mi misma, en mi
casa. Cuando baje lo que quiero ya volveré al gym a ver si me torneo los brazos
de una dichosa vez.
Así
que mi rutina queda establecida de la siguiente manera:
-Lunes,
miércoles y viernes; ejercicios de resistencia.
-Martes,
jueves y sábado; running o joogig o correr de toda la vida, vamos. Qué tenemos
un idioma super rico como para andar metiendo palabrejas inglesas. ¡Y mira que
yo soy anglófila y me encanta todo lo inglés! ¡Qué frikis nos estamos haciendo!
Y
llega la pregunta del millón:
—¿Qué
me pongo para ir a correr? —me digo a mi misma.
—Ropa
deportiva, obvio —me contesto a mi misma también.
—Sí,
pero de abrigo, hace frio…—continúo haciéndome preguntas chorras.
—¿Una
sudadera? ¿Y dónde llevo el agua? ¿Y las llaves? ¿Y voy sin maquillar? ¿Y si me
encuentro a alguien y me ve con esas pintas? ¿Y? ¿Y?
—¡Ehhhhh!
¡Paraaaaa el carrooooo, mujerrrrrrrrrrrrrrrrrr!
—esto ya me lo digo en voz alta.
Me
pongo las mallas, las deportivas, la sudadera, el agua y las llaves me las meto
en el bolsillo, me hago una coleta, dejo al niño en la guardería(¡sin
importarme que me vean con esas pintas!) y me voy a correr.
Total, tanto rollo para nada, solo aguanto veinte minutos. ¡Y gracias!
Total, tanto rollo para nada, solo aguanto veinte minutos. ¡Y gracias!
Doy fe que esta sufriendo como una leona, y ya van tres kilazos perdidos. Animo, vas por buen camino tía buena, jejeje
ResponderEliminarJajajaja.
Eliminar¡Muchas gracias, bombón!
jajajajajaja....me encantó el final, "total, tanto rollo para nada, solo aguanto veinte minutos", jajajajaja
ResponderEliminar¡Pero veinte miniutos entre andar y correr! Jajajaja
EliminarJajsjaja mi princesa es total, estas mas buena quel pan, tengo unas semillitas naturales que se llama (schia) que hacen milagros te quiero princesa
ResponderEliminar¡Apuntadas!
EliminarEl lunes voy a la herboristeria a ver.
Besicos, mi principito.
Tendrás q dejar de ir a zgz por una temporadita, ja jacja...esas miguicas, el ternasquico...las frutas de aragon😋...no te quejes tanto q no estas tan gorda...mira cuantos piropos tienes😉...yo si tengo q adelgazar😞
EliminarBueno, mujer, son piropos de mi marido y de uno de mis mejores amigos, así que ¡¡no cuentan!! Jajajaja
EliminarJajajaja, yo también empecé a correr en esas fechas y los primeros días no aguantaba nada pero ahora he mejorado mucho y estoy encantada.
ResponderEliminarUn besín y me he reído mucho y sentido identificada, yo me encuentro con todo el muno cuando voy a correr, a cara lavada y en chándal.
Hace días que no voy, a ver si retomo, pero con el calor que hace... uf.
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