¡Qué las madrastras somos malas, feas y brujas es algo que
sabemos todos! Al menos lo decía Walt Disney y cuando ese señor inventaba algo subía
el pan o al menos la cotización en bolsa.
Me miro al espejo y no veo nada anormal. Bueno, más arrugas,
eso sí. Pero no me veo verrugas extrañas o una fealdad espeluznante. Tampoco
tengo un gato negro y gordo. Lo tengo canela y más bien argellao*, pero porque
lo rapamos para que no suelte mucho pelo. ¡Ná más!
Claro, que a lo mejor mi espejo se ha copiado del de
Blancanieves y me miente, no vaya a ser
que le de un manotazo y lo rompa. ¡Lo que me faltaba! ¡Siete años de mala suerte!
¿Supersticiosa yo? ¡Qué va!
No sé que opinará Andrea (mi hijastra) en mañanas como las
de hoy:
—Recoge las cosas del desayuno —le digo sin alterarme ante la visión de la
botella de leche, de las galletas y del bote de Nesquik(¡sin tapar!), encima
de la mesa de la cocina.
—Voy… —mientras se le abre la boca en un bostezo que no sé
si es porque tiene sueño o porque le aburro sobre todas las cosas.
—Haz la cama de Hugo y la tuya, pero no metas una debajo de
la otra —es que Hugo y ella están compartiendo habitación porque la del peque
la estamos pintando.
—Voy… —dice, sin inmutarse.
—Andreaaaaaaaaaaaaaaaaa —pese a mis esfuerzos por contralarme, la voz va subiendo el tono.
—¡¡¿Qué!!!? —pregunta con un tono un poco hastiado ya.
—Recogeeeeee el bañoooooooooooooooo —a la mierda los
esfuerzos.
—Voy…—vuelve a no inmutarse.
Y al poco rato se va al insti. Una mañana cualquiera. Vuelvo
a mirarme en el espejo y no me veo mal del todo, tal vez me está empezando a
salir un grano en la nariz, eso sí, pero aún no se me nota del todo. Me
pregunto cómo me verá Andrea.
—¡Bruno, ven! —llamo al gato. El pobre viene y lo veo más
gordo. Y el pelo parece que se le está oscureciendo.
No sé.
*Argellao: en Aragón decimos que algo o alguien está argellao cuando este está flaco, enfermizo o desgastado. En Aragón argellamos a la gente, a los animales e incluso a la ropa.
Ayyyy Susana, bienvenida al club del vooooy. Estos hijos....
ResponderEliminarAins, Gloria. Ya llevo unos añitos en ello...
EliminarEsas son las batallas diarias que se tienen con un hijo, y mas si estan en edad adolescente, en la cual no se aguantan ni ellos...
ResponderEliminarNi nosotros les aguantamos a ellos. Ains, que poca paciencia...
EliminarMe encanta... Andreaaaaaaa Madrastra Su se equivoco de cuento verdad?? Ella es del cuento la princesa pons
ResponderEliminarNo hay nada como tener un buen amigo, para quien siempre, haga lo que haga, voy a ser su princesa. ¡Me encanta!
EliminarDesde q hay niños en casa...hay q tomarse una buena dosis de valeriana para relajarte, q sino...yo tengo poca paciencia con Brais, pero bueno...que todos los males sean esos. Besiños reina
EliminarSe me ocurre una cosa mejor para relajarnos: ¿nos vamos a las pozas de Orense? Tú y yo... y los chicos grandes que se queden con los peques, jajajaja.
EliminarOye buena idea...yo necesito desentrenarme un poco, q no puedo más...😉
EliminarPues venga... vamos a ver que fin de semana podemos quedar...
EliminarAndreeeaaaaaa Verdad que Madrasti Su se equivoca de cuento!!!!! Ni tiene escoba ni grano ni nariz peliaguda tampoco gorro acabado en pico ella es espectacular sus rubios cabellos y su dulce varita desvela que la bruji madrastri es verdaderamente una princesa
ResponderEliminarJajajajajaja. ¡Cualquiera que te lea se va a pensar que me estás tirando los trastos!
EliminarA ver que dice Andrea... jajajaja.
La verdad, q mucha pinta de brujita no tienes...será q a las mañicas nos caracteriza ser humildes, buenas personas, cariñosas, dulces...en fin, para brujas malas va a ser q no...😘
EliminarEjem... ¿cariñosas? ¿dulces? ¿De qué mañicas estás hablando exactamente? Jajajaja.
EliminarDios! al final como la niña no te daba bola la cogiste con el gato!!!!! jajajajajajaja
ResponderEliminarJajajaja.
Eliminar¡Pobre gato!